viernes, 25 de enero de 2013

LAS SIENES DEL KILIMANJARO


Miro tu cara y tus ojos parecen hachazos.
Cada parpadeo es una esposa,
cada pestaña un tabique de láudano,

Te miro a los ojos
y soy un rito,
la dicha del vaivén.

Después miraré tu cuerpo
y mis temores se convertirán en calamidad.

Me vuelvo arrojadizo
y soy un paseo por las sienes del Kilimanjaro.

Rompo el catálogo de indecencias que imagino,
balbuceo como una persona cualquiera
y me conformo con amueblar los paisajes
con el color tierra de tu pelo.

Solo me queda retozar entre puntos suspensivos.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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