domingo, 20 de enero de 2013

ESTAFA



Cuando se disponía a comer unas sopas de ajos con tropezones de jamón llamó el de la luz.

Y ella abrió la puerta.
Y el que entró era alto y sabía hablar muy bien.
Él le pidió a ella,
a la mujer mayor,
a la que se le enfriaba la sopa de ajos,
recibos de la luz
la cartilla de ahorros del banco
el carnet de identidad.

Y ella,
una suegra como otra cualquiera,
sobrepasada en su ignorancia,
se dejó hacer y firmó un papel
en el mismo momento en el que se le olvidó que sabía leer.

Y el genio de las finanzas,
el comercial de la compañía eléctrica tal
abusador de viejas empapadas de ignorancia
agarró con sus perfumadas manos el teléfono de la suegra,
una suegra cualquiera,
formalizando el trámite ignoto.

Y la suegra por no sabe qué magia extraña,
ya no es de la empresa eléctrica suya de toda la vida,
ahora es de tal,
la del alto y bien plantado.

Esto,
el abuso de la ignorancia de la gente mayor,
con olor a sopa fría,
es un pedazo de lo llamado
crímenes contra el género humano,
la ética y la moralidad.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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