sábado, 12 de enero de 2013

DESOLACIÓN


Ella siguió viviendo su vida
en la habitación donde él había muerto
para seguir respirando siempre
sus últimos suspiros
reflexionar sobre las últimas
ideas que él pensó.
Se metía en sus ropas
se sentaba en su sillón
y leía una y otra vez
el último libro que él había leído
pero nunca pasaba de la página
a la que él había llegado.

Llevaba en su muñeca
el reloj pulsera de él
que había hecho tic- tac a la velocidad de su pulso vivo
y ahora lo hacía débilmente al compás
del pulso renuente y triste de ella.
Comía con los cubiertos de él
bebía de su taza favorita.
Se peinaba con el peine  de él
delante de su espejo.
Se quedaba largos ratos mirando
al espejo buscando inquisitiva
como si esperase que la profundidad
le fuera a devolver por compasión
el rostro de él.-

María Wine -Suecia-
Publicado en la revista deliteraturayalgomas

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