Los malditos.
Entró en su confortable casa, mascando el temor en su rostro,
demacrado, en silencio. Hoy por hoy, la presencia del peligro en el barrio era
vox populi, el comentario obligado y trasnochado de cualquier mesa de café. El
terror danzaba en el ambiente, se adueñaba de todos, viejos y jóvenes, sin
necesidad del incentivo de películas que adaptaran, mal o bien, la obra de
Bram Stoker. Ya los vampiros eran reales; ya sus víctimas, evidentes.
Su mujer, sus vástagos, dormían plácidos, ajenos, pletóricamente felices.
Pensó despertarlos, reunirlos y decidir entre todos si valdría la pena esa
espada de Dionisio el Viejo sobre sus cabezas y arriesgar la vida ante aquellos
malditos, por más que la casa naciera dieciocho lustros atrás, y de bisabuelos
dedicados, como rezaba la altiva tradición de familia. Padre amoroso, debía
velar, cubrir con sus tiernas alas el nido propio. Acaso, mejor mudarse, sin
atarse culposo a agradecidas herencias.
Pero, ¿para qué ponerlos ya sobre aviso? No, no serían horas decentes.
¡Impiadoso, sobresaltar escándalos! Mejor que siguieran durmiendo.
Resolvería todo solo. Elucubró y elucubró en su frágil corazón forma tras forma
de encarar el neblinoso asunto. Amén que meditaba, que mataba tensiones,
que se prodigaba alerta... por si ellos, los malditos, aparecían. Sin embargo,
poco a poco, Morfeo lo fue convenciendo. No quería dormir, no debía dormir,
pero igual finalmente sucumbió a un sueño profundo.
Al caer el sol lo tenía decidido: abandonarían la casa con presteza. Mas,
justo en ese instante, sintió el ruido sordo, ¡y la cruel estaca de madera
invadiendo su corazón! Los malditos se les habían adelantado.
Héctor Zabala. Argentina
“Los malditos” Primer Premio en el XIV Concurso Nacional de Narrativa y
Poesía de Poetas del Encuentro. Villa Ballester (Provincia de Buenos Aires),
Argentina.
Publicado en la revista Oriflama nº 19
RECITAL ANDALUSÍ EN LOS BAÑOS ÁRABES
Hace 3 horas
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