DE MÍTengo,
la angustia de lo que quise
y no fue.
La intangible brevedad
de un cuento que ni imaginé.
Tengo,
los cuchillos de la memoria,
que hacen tajos en mi sien.
Y ciertos puentes frágiles
entre mis ojos y una brújula.
Tengo,
el silencio de la palabra,
la torpeza de algún sueño
y algunas esquirlas de sol
que regeneran el alma.
Tengo,
la vida, la ancestral rebeldía,
contra la impune muerte.
Y unas lágrimas de cera
para el dolor del tiempo.
Tengo,
las ausencias de caricias,
de algún error, las delicias
y el mármol frío de unos labios,
por los besos que nadie dio.
Tengo,
un futuro como el horizonte,
que acuna al día en cada ocaso
y ríos hostiles de madrugadas
que socavan cada mañana.
Tengo,
para que se sepa, primero la soledad,
el amor que nadie me reclama.
Y cuando todo estalle y se ilumine,
será distinto,
veré otro mundo, desde este mismo mundo.
ALBERTO FEDERICO CORDOBA BASUALDO. (Argentina)
Publicado por la revista La Urraka
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