ARBOTANTEDe tu bóveda soy firme arbotante,
brazo en la resistencia de tu peso;
de mí dependes, y en mi ojiva preso
yace tu porvenir en cada instante.
No sé temblar por ti, ni estar distante,
te hundirías sin mí; no hay retroceso
en nuestra relación; por ti atravieso
el aire azul con pretensión de amante.
Si ambos unidos hoy permanecemos,
tú estás, yo te sostengo, respondemos
a una ley desigual que nos fue impuesta.
Una ley que acepté, que me confiere
perenne sitio junto a ti, y requiere
la misión de servirte sin protesta.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO-Los Angeles-
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