NavidadLuz y bullicio y voces de ciudad,
paz y balidos de campiña oscura,
qué atmosfera aquí idílica, tan pura,
y allí qué tintes de frivolidad.
Címbalos y arpas en la claridad
de alas blancas batidas en la altura;
sobre la tierra adusta hoy se inaugura
nuevo reino de espiritualidad.
No se anuncia primero al potentado,
sino al hombre del hato y del arado,
que más sabe de amor quien nada tiene.
Y es el más indigente, el más pequeño
quien entiende el mensaje navideño
por cuanto es, no por cuanto le conviene.
FRANCISCO ALVAREZ HIDALGO-Los Angeles-
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