GÁRGOLASMis sueños de terror, mis pesadillas,
cuando en calles equívocas, desiertas,
me soltabas la mano, y de sus puertas
sombras en vuelo ataban mis rodillas.
Atormentado entre las dos orillas
de esa calle sin fin, dudas abiertas
desangraban mi piel, sin que tú adviertas
que deshacías mi árbol en astillas.
Esos sueños de negro han instalado
su perfil en quietud, petrificado,
en cada gárgola de tu estructura.
Y no puedo evitar, cuando las veo,
largo temblor glacial de mausoleo,
firme anillo de hierro en mi cintura.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO-Los Angeles-
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