Le cuento a la farola mi día.
Escucha atenta,
curiosean las estrellas
y los adoquines guardan
un respetuoso silencio.
Nada me dice, nada objeta.
Brilla
-por su ausencia-
el sentido de la vida,
el sentido común,
el sexto sentido,
solo la quietud engañosa
de un urbanismo torpe
me acoge.
Retorno a casa, sin respuestas.
Raúl Sánchez Alegría
No hay comentarios:
Publicar un comentario