La eterna polaridad;
suele el dulce; hola, ir de
la mano del amargo; adiós
Y lo que se creía no es lo que
asoma.
Y el arrasador efecto de cada
comienzo quema en la boca.
Y ese toque diferente, excéntrico,
que marcaba la diferencia entre
locuacidad y bulla,
se convierte en; esas putas manías
tuyas.
La eterna soledad del buscador de
principios, es más liviana que la
mordacidad del;
más de lo mismo.
El amor por la emoción de lo desconocido,
suele superar en proporción la
propaganda de besos y suspiros...
Y lo que tú quieras que a mí me da
igual, deviene en; ¡tú siempre
quieres mandar!
Y el yo siempre te voy a acompañar,
deviene en; ve tú que yo quiero
descansar.
Y el es imprescindible decir lo que
nos molesta, se queda en un;
déjame en paz...
Francisco Piñero.
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