¿Fuí loco, por soñar tanto?
y mi pecado, fue soñarte poco
entre los lodos de mis pecados
y el deseo que no te nombro,
tan iluso... que no he ganado
ni te merezco tampoco.
Quizá soñé demasiado
y nunca me paré a pensarlo,
tú también tenías sueños
sencillos, pero sinceros
y estabas dispuesta a pagarlos
con algo más que unos besos.
¡Qué ciego fui!... ¡qué ciego!...
pero oculté el miedo, en tus silencios
tratando de ocultar su existencia
para mi eterna condena...
condena que me merezco
solo si ella me la dispensa.
Ya no me queda tiempo
para aprender a ser sincero,
demasiado dolor acumulado...
demasiados fracasos...
tuve que aprender, sin quererlo
a fundir mi corazón en hierro
para que no doliera demasiado...
pero no esperaba... entre tus labios
encontrarme... donde me encuentro.
Luis Maria Saiz Laso
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