Dejó un día su terruño
donde vivió desde niño
sus primeros recuerdos,
para ir en busca de sueños.
Conoció nuevas ciudades,
con diferentes costumbres,
aprendiendo nuevos idiomas,
poco a poco en camino a sus metas.
Por ser extranjero fue explotado,
muchas veces marginado,
se sintió tantas veces deprimido,
pero no se dio por rendido.
Fueron su mejor presentación
su honradez y su amabilidad,
luchó por cambiar su realidad,
trabajando con empeño y devoción.
Consiguió mejorar su educación,
obteniendo una buena profesión,
para poder asesorar a las personas
y de jefes explotadores defenderlas.
El camino fue largo,
a veces dulce, a veces amargo,
pero este viajero solitario,
sus sueños cumplió.
Victoria Baltazar -Perú-
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