martes, 19 de junio de 2018

SOÑANDO ME ENCUENTRO CON LA MUERTE


muchos han dicho que es una fea y huesuda señora,
que no deja ver su cara, que solo enseña
sus huesudas y delgadas manos blandiendo
la espada o portando la guadaña...
pues, en nuestro encuentro ha sido tan especial,
un prolongado momento fue este encuentro,
tanto, que sigo viviendo...
cuando nos encontramos se quedó parada a mi frente,
obstruyendo mi paso, bloqueando mi escape...
¡ufff, cómo que ha llegado mi hora!,
se oyó como un trueno, mi propia voz en mis adentros,
mis ralas canas rascaba,
y restregaba mis ya viejos y humedecidos ojos...
mientras ordenaba mis pensamientos,
siempre había pensado, que este obligado momento
no tendría por qué ser, ni tétrico ni espeluznante,
que sería como de lo más natural,
¡mucho mejor, si fuera alegre!...
"¡hola! la saludé, ¿ya vienes a por mi?", la pregunté...
y comencé con mi cuento y mi parlamento...
"desde hace mucho tiempo, me había propuesto y dispuesto para que este encuentro fuera especial,
para que me dejaras ver de primero, tus labios,
para saber si eran finos o gruesos,
si eran solo dientes y quijadas... solo huesos",
pues, se volteó ligeramente hacia la luz de la luna
y los he visto, ahhh, finos y delgados, sonrosados sus labios...
también delgadas sus cejas, sus ojos entreabiertos,
su mirada muy suave, casi dulce...
¡cómo adivinando mis pensamientos!
"¡ohhh, tienes un apacible semblante!,
como de ángel de vida y de bonita suerte,
¡no de muerte!, también habría deseado", seguía exponiendo, casi recitando, "que tu abrazo y el correspondiente guadañazo, no fuera tan escabroso,
mejor si acompañando sintiera tu cálido abrazo,
un golpe mortal de bondad
y generoso de tus manos y brazos,
que mi alma quedara agradeciendo,
recordando de este único y eterno encuentro,
fugaz encuentro..."
en voz muy queda y casi romántica le confesaba,
"que hubiera preferido
que para este abrazo fuera despojado de mis ropas sudadas,
y ella, de su sombría capa y de su lúgubre y negra saya..."
y, ¡vaya!, al instante, ella desnuda ya estaba...
de redondeadas y agraciadas curvas, de medianas tallas...
de sonrosada piel, adornada con chispeantes
y aterciopelados vellos, como de centelleantes chispas,
que muestran entre las cabelleras y las colas
los luminosos cometas...
entonces, mi ánimo, alma y cuerpo también,
ya se mostraba, como entre chispas y ascuas
y en luces encendido, como estrella brillando,
en tiempos de advientos...
nuestro abrazo y encuentro fue como con fuegos pirotécnicos,
los santos y las señas, al momento coincidieron,
de estrépitos de rayos y centellas, de céfiros y brisas,
con embrujadores cantos de voladoras sirenas,
con encantadores trinos de jilgueros
y... amanecimos los días contando lunas y estrellas,
con sus faces, llenas y nuevas
y tantos soles con sus encendidos arreboles...
muriendo, entre amores ora,
resucitando entre caricias ora...
ella sin capa y sin saya... desnuda
y yo, entre sus mimos y sus encantos,
despojado de mis ropas...

Angel Ignacio Chacón Aquino

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