miércoles, 13 de junio de 2018

NO TENGO PLANES PARA ESTA ARDILLA


Supongo que ser liebre es estar solo,
aceptar la soledad de la montaña nevada;
con el ronroneo de la ardilla mientras
en su bullicioso quehacer roe nueces y castañas.

Nadie depende por lo tanto de mí,
no tengo planes, para esta ardilla,
ni para mi soledad, tampoco estoy seguro
de la eternidad, pero sí conozco
al menos mis limitaciones y mis exigencias...

Pero sé lo que quise o, fingí querer...
manipulando a veces mi propia memoria;
y aquí, sentado, en esta montaña
espero mi bebida y mi vejez.

Entre la ardilla que me ignora
y el astuto búho que con paciencia me observa;
oigo el confuso parloteo de los comensales
en el silencio nítido de la serena noche 
y distingo con nitidez una pequeña
ardilla desde la ventana entreabierta.

Juega distraída en la montaña,
entre la nieve y no sabe siquiera
que es enero y hace mucho frío...
y que tendrá que guardar las nueces...

La luz de la noche rueda por sus ojos, como gotas
de lluvia... -abre tu puerta, me dice-
y no te ocultes de mí en la oscuridad...

RAFAEL CHACÓN MARTEL 

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