Labios de nieve, piel fría
con aliento encendido,
almohadas dónde duermen
los deseos, refugio frío con
calor de tentación, anzuelos
peligrosos cazando con carnada
de placer terso.
Labios de arena, playa blanca
húmeda seduciendo, olas frescas
jugando con los deseos, ríos
cristalinos provocando con sus
secretos, mar intranquilo llamando
ser descubierto, agua saciando
labios sedientos.
Labios invisibles, color de viento
intenso acariciando los sueños,
desde lejos derriba la cauta inocencia,
fragancia exquisita golpeando
la fragilidad del intento, paraísos
soñados y extraviados ante el ingrato
deseo que se consume en sentirlos,
tenerlos, y retenerlos en mil besos.
Luis Emilio Tiguila Robles -Guatemala-
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