Mi planeta es un jardín.
Abundan flores a granel.
¡Míralas!... míralas,
Son frescas, suaves y tersas.
Una de ellas,
Tal vez la más bella,
Llegó a ganar mi corazón.
¡Oh sorpresa la mía!,
Cuando menos lo esperaba,
Vi que lentamente caía.
Para mí todo fue el fin.
Necesité ayuda de un ángel
Y... allá, allá
En las Termópilas,
encontré para ello reversa.
No sé como pero...
Solo sé que las
palabras, con su calor,
Tienen el poder para impedir
La caída de una flor.
Jaime Enrique Otero Saez (Colombia)
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