miércoles, 20 de junio de 2018

EL ÚLTIMO ECLIPSE


He estado donde vimos el último eclipse y han cortado el árbol bajo el que dormimos borrachos.

Vi pasar mi funeral, en un ataúd envasado al vacío, al tiempo que dos perros follaban, ajenos al mundo, en la esquina de una casa en ruinas. Las difuntas ideas volaban riéndose de su pasado.

Al intentar parir un pensamiento, quinientos de ellos, todos bandoleros, se agolparon en mi frente (jodida frente) pugnando por salir de las aterciopeladas náuseas que pueblan los intestinos de mi cerebro. Sacrificados todos ellos, vuelvo a beber de mi áspera memoria.

Subía la luz, la única, con un antifaz sobre su preñada presencia. Yo respiraba en el castigado otoño de bosques quemados en la que resucita vida de anunciadas sequías.

Hoy no hay eclipses en los que emborrachar ideas, ni árbol en el que cobijar mañanas.

Francisco Tomás Barriento Eusebio -Campofrío-


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