Difícil es ser fácil. Cuesta mucho
domar el ego con el corazón,
cortar la punta de cada razón
justificable con un buen serrucho.
Contra la hidra me sublevo y lucho
a puñetazos de exasperación.
Ella me arrastra a la crucifixión,
pero no sabe que dejé un cartucho
bajo la manga. Queda costumbre
de responder violento, intempestivo
a tantos aires gélidos que ponen
a prueba el fruto de mi mansedumbre.
¡Y llevo una reyerta mientras vivo
de ángeles y diablos que se oponen!
Jorge García de la Fe
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