Cincelo rasgos de tu cara dormido,
y a golpes de cincel surge suelta
la guapa sonrisa que, desenvuelta,
muestra al ser de donde ha salido.
Huyen tus ojos del sueño vencido
con una mirada de luz esbelta.
Y una boca de maldad absuelta
que susurra amor junto a mi oído:
¡Celestial sueño que, a tal altura,
busca del cielo toda su belleza
y el despertar ya no le apura!
Fiel figura mostrando la destreza
de un sueño que, con diestra finura,
por volverte a soñar tan solo reza.
Paco Aguilar i Espada
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