La vida cambia
cómo noche y día
niñez pasada
mujer, flor brotada.
Aquellas que antaño
eran retoños,
ahora las flores
de mis amores.
Aún son recuerdos
tu separador entre mis cuadernos,
vuestro infantil rostro
amores, sueños nunca rotos.
Hoy siento mis alegrías
cuando este día
mis niñas con rosas
me dicen "ya somos mujeres
y que seas feliz en tu día".
Llueven lágrimas secas
para que florezcan las semillas,
la única obra de mi vida
de la cual nunca me arrepentiría
¡Os quiero hijas!
Francisco Javier Díaz Aguilera
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