Que doloroso es ser el Divino,
el salvador de todos y ser condenado
al más vergonzoso castigo y ser clavado,
y aún peor, que todo estuviese escrito.
Te siento con tristeza en tu alma,
tanto, que los azotes y burlas no sientes
te duele más la hipocresía de la gente,
después de besarte, te niegan con ganas.
Desde mi corazón te pido perdón,
Y si un favor de ti merezco
que me juzgues como al buen ladrón.
Eres el salvador de nuestra Era,
nos enseñaste que la muerte es vida
y eres libre de creer en lo que quieras.
Temo Carlos de la Cruz -México-
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