Hay amores que hacen
pintar su nombre en la pared,
esos amores, eternos recuerdos
que arrugan la piel cuando
oyen su nombre de mujer.
Corazones de papel
sobre corteza de árbol
aquel te quiero de ayer,
aún suspira oyendo sus latidos
entre besos oliendo su piel.
Sus caderas eran pura armonía
labios carnosos, sueños de un día
encajes negros bajo suaves transparencias
susurros convertidos en caricias
eternos abrazos de amantes ¡La vida!
¿Quién escribiría aquellos versos
de amantes olvidados? ¡Recuerdos!
¿Quién vivió aquellas pasiones?
¡Emociones!
¿Quién tuvo la magia de aquellos besos?
¡Poesía!
Tantas y tantas noches y un solo día.
Francisco Javier Díaz Aguilera
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