Deshabitaré
los vagones
donde resuenan
las nanas
y las lunas viajeras.
Aun sea a cuestas
desataré tus mordazas
entre el equívoco acierto
y la ilusoria noche
que dejó de serlo.
Impondrás férreo y volcánico
frialdad a tus cenizas;
decretarás incólume
su último estertor.
Porfías nocturno
el rumor de luto.
Te asumes audaz
e impones
a mi seno
tu lazo negro;
mas yo a ti,
el revivir
en el carmín tímido
del candor
de mi beso...
ya asomo.
Yamel Murillo
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