Quien pudiera rescatar
esa etapa dorada,
cuando te encontré una tarde,
imposible de olvidar,
hace ya muchos años.
Nuestros espíritus se conmovieron,
cuando te ví allí tan cercano,
pulsando mis inquietudes.
Yo, venía de batallas perdidas,
con mis tesoros cotidianos,
con heridas lacerantes,
con mis despojos e incertidumbres.
Tú, llegabas con tu bagaje
de interrogantes,
con tus aires libertarios,
con la insolencia de tu juventud.
Fuimos protagonistas
de esa inolvidable
etapa dorada,
donde nuestros corazones callaron,
donde la timidez se apoderó
de nuestros derroteros.
Te ausentaste por los vaivenes
del tiempo,
pero hoy regresas desafiante
a recuperar esa etapa dorada.
Zaida Juárez -ARGENTINA-
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