Corazón indomable,
libre como ave,
inquieto, rebelde
y vulnerable,
que enciende hogueras
y en ellas arde,
que atrae amores,
sin ser culpable.
Corazón de luz,
iluminas los altares
que coloco en el aire,
divino y fluorescente
como si en el vértigo
de mis cantares
solo existiera el respirar
de tu alma transparente.
Corazón que late trémulo
a tono con la vida,
en secretos inciertos
de recuerdos ya idos,
sospecha de un camino
intangible que termina
murmurando rezos,
arrepentimientos y olvidos.
Corazón encadenado al amor,
amor que salva,
amor que estruja, que señala
con reflejos,
sólo él me eleva y me da
la calma
cuando el agua me ha llegado
a los aparejos.
Corazón que guarda penas,
exhala llantos,
carga de pecados capitales
mi equipaje,
¿quien me culpa?
no hay santos
solo espectadores,
compañeros en mi viaje.
Isabel Domínguez Castro -México-
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