sábado, 18 de junio de 2016

TE REGALARÉ CADA UNO DE MIS DÍAS...


Te regalaré cada uno de mis días
después de soñar cada una de sus noches,
para ello repasaré lentamente
cada sueño que hallé oculto
en el desván de la memoria,
esa desordenada buhardilla,
donde ayer me escondía de niño
que ahora solo guarda telarañas
colgando de vigas y rincones,
restos desparejos que descubres
llenándote el alma de un tiempo
pasado, pero nunca olvidado
siempre cargado de sensaciones.
Restos de todos mis naufragios
que fui perdiendo sin querer
al paso atropellado del olvido.
Removeré cajas, libros, arcones,
aunque saquen las ensoñaciones,
evocaciones que crujirán mi alma,
y que entonces provocaban en mí
la ponzoñosa duda de las emociones.
Dudas, claro, como no tener dudas
un niño que deseaba lo inalcanzable,
la belleza inmaculada, inaccesible
que cruzaba cada mañana las calles
con su cabeza erguida, ignorando
cuanto amor podía entregarse
en una mirada para ella inexistente
y guardar jirones de cada rechazo.
Ese trastero era un pozo sin fondo,
ahora cada trasto es un recuerdo,
un estilete que se te clava en el alma
con más dolor del que te dolió antaño,
porque entonces eras niño e ignorante
y pensabas que el tiempo cerraba heridas,
hoy la vida te dio cierta sapiencia
pero no te dijo como sanar esas heridas.
Cada libro es una imagen del tiempo,
lugares donde nunca estuviste
más que en los sueños desvaídos
de las anochecidas escasas de luz,
oscuridades que daban a esos sueños
una imagen de vagas irrealidades
en la cual padecías raros delirios.
Hallar la rareza de una foto en sepia
es una joya a guardar en el alma,
lugar donde tantas veces estuvo
oyendo ese tic-tac emocionado.
Te regalaré cada uno de mis días
después de soñar cada una de sus noches
y volver a recordar cada retazo
de un pasado alejado, remoto.

Del libro Camino a ti de Paco Lainez -Ponferrada-

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