Fue un 23 de diciembre, un día antes de navidad, de 1972 cuando aquel impactante terremoto destruyó mi bella ciudad, Managua. Este soneto lo escribí al recordar a un señor que trabajaba en Estados Unidos y llegó el 24 con la ilusión de ver a sus hijos y a su esposa… y solo encontró destrucción y muerte.
Mis ojos yo volteaba hacia las ruinas
que el cruel terremoto produjera
y que, minutos antes, mi hogar era…
la tristeza ahora me asesina,
mi ente la congoja lo calcina;
vista tan cruel, a mí, ya me lacera
mi ser, y mi mente toda entera
¡Ni una aura de luz ya me ilumina!
Y al sufrir por instantes confusión
corro y busco turbado como un niño…
Mas inútil es ¡si busco, si nombro!
Muerte y destrucción es hoy mi visión…
¡Y de sangre hoy mi tristeza tiño,
que a mi pueblo cubre entre sus escombros!
Del libro Sensaciones de
Adelina Corea
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