jueves, 30 de junio de 2016

SONETO III


Las lágrimas de las pupilas caen,
impávidas ruedan por las mejillas
en la infausta noche de estrellas,
cuando los cuerpos de la guerra yacen.

Los cañones y las metralletas traen
indolencia y muerte, por querellas
de hombres seguidores de las huellas
del odio que en su existencia tienen.

Los niños y las mujeres piden paz.
los ancianos de la guerra están,
agotados. ¡Qué la paz no sea falaz!

Que en las noches de luceros puedan,
los novios besar. Y el hombre capaz
de amar, con su prole tranquilos vivan.

ROBERTO HERNANDEZ ZABALA -COLOMBIA-

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