Este terco corazón
aunque mucho haya llorado,
sigue con la obstinación
sin importarle el pasado.
Queriéndolo convencer,
le doy yo una razón
para ya nunca volver.
Mas no entiende el corazón…
Y aunque el pensamiento lucha
tratando así de olvidarlo,
el corazón no lo escucha…
Y prefiere perdonarlo.
Adelina Corea
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