Sientes pena,
por sentirte culpable
de perder la fortaleza
y guardar silencio,
porque tu cuerpo sufre
y tu alma se entristece,
por las locuras momentáneas,
con palabras injuriosas
y el enojo de aquel maltratador.
Se sienten golpes,
se oyen gritos de aquel canalla
que violentamente maltrata
a su mujer y sus hijos,
destruyendo almas de buen corazón
que rompen en gotas de llanto
por la crueldad de sus destinos.
Actúa con conciencia,
no dejes que te maltraten,
recuerda que no eres un objeto,
no seas victima,
no llenes de tragedia
tu alma y tu corazón.
Recuerda que tu amor
va agonizando
porque en tu cuerpo
mil cicatrices han quedado,
y el alma se ha opacado
por la violencia de las palabras
que queman tus emociones.
Tu mirada triste que ruega
que no te maltraten,
mientras escuchas promesas
que no lo volverán hacer,
pero la noche se convierte
en un vil espanto,
que pierdes la fortaleza
al ver truncado tu destino.
El dolor que rasga tu alma,
te hace cada vez más indefensa,
porque ese amor
te somete a sus antojos,
mientras tu corazón
agoniza por el dolor,
causado por el egoísmo
de aquél que se cree tu dueño.
Celos enfermizos
que van matando la ilusión,
marcando el camino con rencor,
encadenando tus esperanzas,
oscureciendo el cielo
para que tu alma
vuele en una nube gris.
Despierta,
vuela como el viento
y en silencio
sal de la penumbra de la noche,
libérate del miedo y toma el control,
no creas en las palabras de aquél
que no respeta tus sentimientos
y maltrata tus entrañas,
abre las puertas y atrévete
a denunciar a quien te maltrata.
Anna A Mendoza G. ( Colombia) y
Alberto Camargo ( Colombia).
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