lunes, 13 de junio de 2016

LAS BOTAS


Mi madre me pegaba porque no usaba los zapatos negros que ella quería
yo sólo deseaba usar mis botas con cabetes cafés
subir  montañas
escalar rincones
dar por hecho que los pies son un pulpo terrestre
una epifanía
Fui al salón de las sillas rotas y las sombras matutinas
me esperaba Juan Manuel
el chico destinado para ser médico
habíamos acordado besarnos
pegar nuestras lenguas
no quería hacerlo
pero Janet, la chica de ojos verdes
insistía en que yo lo necesitaba
me preguntaba para mí misma
¿Este es el camino que tengo que elegir?
me troné los dedos de la mano y pude ver que el meñique no quiso tronar
fui al salón donde habíamos acordado
y allí estaba Juan Manuel con otro amigo
no dijimos mucho
se acercó, me abrazó y me puso su lengua
lo interrumpí cerrando mi boca
Juan Manuel arrugó la frente
y un tanto tieso se dio la vuelta
yo me quedé viendo mis botas con cabetes cafés
luego me las quité y me quedé pensando en mis dedos flacos
y en mis uñas largas
bien podrían arar la tierra mis uñas largas
como zurcos de limones y hojas amarillas
bien podría besar a cualquier niño y sentir lo mismo
o bien, me podrían salir dos lenguas por no sentir la lengua de Juan Manuel
Janet me dijo que era muy probable que eso me pasara en la noche
Lo único que había descubierto
es que sentía unas ganas tremendas por darle una patada  a esa niña que me asustaba,
no sé, quizá bolear  mis botas y acariciar mis dedos meñiques o esperar la noche y tentar mi lengua bífida.

Indira Isel Torres Cruz
Publicado en Periódico de poesía 88

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