martes, 14 de junio de 2016

EL HOMBRE


Un pescador, como aquellos que Tú llamaste cuando
vivías entre nosotros. Ahora que nadie me oye porque estoy
solo con mi barca sobre el mar, te lo digo en voz alta: "Si
tuviera que escoger entre un palacio y mi humilde barca…,
optaría sin duda alguna por la barca. El palacio humilla y
apasiona, castiga a la vista a estar mirando siempre las mismas
paredes, los mismos decorados, las mismas cortinas, las
mismas lámparas… todo muy bonitos, pero muerto… La barca
obliga a vivir sobre un suelo tan frágil como el agua, pero
¡libre!, libre como las olas y el viento, siempre regalando vida
a los ojos, nunca igual el cielo y el mar, la montaña… En una
palabra: la naturaleza. El palacio invita a quedarse, la barquilla a remar y remar hasta la
orilla… como la propia vida
Dios:
-Yo también te lo digo en voz alta: ¿Te fijaste qué poco necesité para nacer?: una
cueva. ¿Y para morir?: una Cruz. A veces, hijo, pensamos igual.

Jomaba (Sevilla)
Publicado en la revista Aldaba 30

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