lunes, 13 de junio de 2016

DIMINUTO DICCIONARIO DEL PENSAMIENTO


LAS CIUDADES DE LAS MERCADERÍAS: El ochenta por ciento de la población de la Unión Europea es urbanita. Qué bellas ciudades ha dado lugar nuestra historia con sus culturas: desde la helénica, la romana, la musulmana, la vikinga, carolingia o bizantina… Las ciudades medievales, las que conectaban rutas marítimas o fluviales, las renacentistas, las barrocas, las industrializadas, con sus barrios obreros y sus ensanches burgueses, las revolucionarias, las utópicas… La civitas, la polis desembocan en la ciudad que pisamos cada día y que nos hace civis, cosmopolitas, parte del burgo de las naciones… La ciudad es crisol de ideas, pueblos, tendencias… La ciudad es un maravilloso laboratorio de la diversidad y del consenso. Era su reto el posibilitar una compleja unión para gestionar la multiplicidad…

Pero a nuestras ciudades de las mercaderías, las ricas en todos los sentidos posibles, les ha dado últimamente por mostrar su lado mezquino, un provincianismo de vista estrecha, una cruel endogamia reduccionista. Niegan la mayor. Niegan al diferente. Niegan el derecho al crecimiento. Niegan sus nutrientes. Aquí y ahora la profecía se cumple a sí misma que se cumple en sí misma que se cumple en sí misma, como en un infinito juego de matrioskas para turistas. Habrás visto ya su ridícula navaja de los recortes en sus manos envalentonadas tribales. No se te ocurra superar sus barreras, obviar sus “chitones”, alterar su tranquilo sueño laureado. Estamos viviendo los tiempos de las ciudades amnésicas, neurotizadas y apocalípticas. Ojalá podamos corregir a Manrique y afirmar: “cualquiera tiempo futuro será mejor”.

LOS TELEDIGERIDOS: Los vemos y no los vemos. Están y no están. Caminan a la manera de los zombis de peli americana, esos que se reúnen en la plaza del cementerio para iniciar una lenta, cómica, absurda y siniestra desbandada. Unos se infiltran entre nosotros y asumen nuestras tareas, nos facilitan labores y nos evitan detalles engorrosos. Otros se desplazan a distintos lugares para infiltrarse allí. Muchos balbucean en inglés o chapurrean en español. Son los teledirigidos por los intereses macroeconómicos, estratégicos y mercantilistas. Todavía no saben que están muertos, y tal vez no estén muertos. Al menos no tan muertos como nuestra conciencia.

ESTILOS QUE VOY PILLANDO:
La elegante discreción de Emilio Tucci.
La sofisticada sobriedad de Adolfo Domínguez.
El minimalismo aún sin explotar de los sesenta y el otro minimalismo a la castiza: el que confunde la economía de formas con la falta de fantasía.
El vanguardismo sofisticado obligatorio de los ambientes todavía cautivos del antiguo esnobismo con clase, finura y actitud señorial.
El estilo étnico y la cocina multiculti.

FRATERNIDAD Y RESPETO: Cuando se predica sobre fraternidad y respeto, ¿se tiene en cuenta el vertiginoso devenir, el magnífico fluir de la pluralidad y la caprichosa combinatoria de la vida? ¿O sólo somos hermanos de los conocidos y respetuosos con los ya integrados?

Ángela Mallén
Publicado en Agitadoras revista cultural 74



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