—¿Alguna vez le dijeron, Catalina, que usted es una mujer arrogante y vacía? —
Serafín dejó la copa sobre la mesa y entornó los ojos. Le gustaba Catalina, pero no estaba dispuesto a permitir que lo manipulara.
—¿Alguna vez le dijeron, Serafín, que usted es un imbécil?
Catalina sonrió. Le parecía haber respondido adecuadamente a la agresión, con lo que el primer encuentro en vivo, después de meses de chats y mails, quedaba cerrado. Ella intentó marcharse del restaurante, pero el hombre la cogió del brazo y le dijo:
—Al contrario, no soy ningún imbécil.
—Suéltame o voy a gritar.
—Adelante, grita.
Catalina le lanzó una bofetada. El sujeto sacó un revólver y disparó.
De nada le sirvió a Serafín dar explicaciones a la policía, dañar un androide sustituto equivalía a intento de homicidio. Nadie creyó la historia de la mujer virtual que utilizaba cruelmente a los hombres hasta desquiciarlos.
Sergio Gaut Vel Hartman (Argentina) y
Carlos Enrique Saldivar (Perú)
Publicado en la revista digital Minatura 148
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