martes, 21 de octubre de 2014

PASEO POR SEVILLA


Cerré mis ojos…
Paseaba por unas aceras de la despierta ciudad....
Nos alimentamos del azahar exprimido
que a primeras horas de la mañana,
entre los rayos de sol y el rocío,
eran repartidos en terrazas de bares.
Tantas historias encierran los siglos,
que los naranjos danzaban al compás
y con tanto entusiasmo eran confundidos
por los grupos de turistas que aplaudían
la alegre musiquilla que ofrecían los patios.

Recorrimos el colorido barrio de laberintos,
calles con salidas a una Plaza
donde un Murillo alzaba su virgen al cielo,
donde un poeta en cada esquina
despertaba al Bécquer más romántico,
donde en un jardín descansaban los sauces
y con sus arrugadas cortezas de centenarios
invitaban a grabar tanta dicha de belleza.
Unos cisnes nadan en la serenidad y el silencio
y me recuerdan que el amor y la libertad…
se dan la mano y siguen los latidos del camino.

Hermoso despertar el de hoy...
Soñaba que unía mis fuerzas al destino
y volvíamos a pasear por Sevilla…
Unas manos acariciaban la miel de unos labios,
y en un sentir de gotas de lluvia nos encontramos
en una noche blanca de versos y silencios
con la luna llena en la Alameda…
Con el perfume de la amistad de unos amigos.

Fueron los siglos dejando la esencia,
Fueron tantos y tantos suspiros…
Fueron voces de ruinas las que gritaron,
y por nuestras bocas clamando lo vivido
que resumieron las adormecidas paredes
la humedad de las grietas, heridas de cal,
de unos sentimientos en el eco del olvido.

María Sánchez -San Fernando-

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