Tú y yo,
crecimos juntos donde el amor
nació...
Porque era primavera,
cuando nace la lluvia y se hincha
la simiente,
la devoción del surco comulga
su misterio con la hostia de tus pies
que bendicen la semilla...
Con los brotes primerizos de la tierra,
se incuba de esperanza el primer sueño,
la espiga prematura brota
como primer señuelo del amor
cuando tú y yo nos damos cuenta
que crecer no es amar...
Si no muere el amor,
¿Por qué tú y yo crecimos
para morir de amor?...
y la ilusión, también, quemó sus alas
en la aventura de vivir?
Pasó la primavera
y nuestro amor, también, pasó;
llegó el otoño
y cansada la simiente aborta el fruto
que no cuajó en los sueños,
y la ilusión que juntos abonamos
cuando nació el amor
no supo renovar sus alas y para siempre
abortó su vuelo...
Ricardo Flores Joya -El Salvador-
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