A mis Trillizas
Cuando me asomo a tu cuerpo tan de mujercita
Presencio un río de cataratas atravesándote,
Caballos de luz que te galopan,
Geografías salvajes de tigres,
Escamas de pez y de sirenas,
Un aroma a madera húmeda de bosque,
A popurrí de flores silvestremente nupciales,
A laurel recién cortado en tus parpados.
Más se presiente en tus axilas ese olor
A amor a fuego lento no consumado todavía.
Huelo la tersura de tus pechos tan en flor.
Amores suspirantes leo en tus labios amanecidos.
Puedo advertir las mutaciones de tu rostro
En la mirada dormida bajo la constelación de tus ensueños
Y gemidos de parto lejano en tu vientre planetario.
Ah, te sobran los sueños para tanta vida…
Lo presienten mis estaciones con sus mareas
Tan iguales a las de tu calendario.
Susurro con los Ángeles que una vez te habitaban.
Hablo con los perros nocturnos que silencian tu niña asustada
Quiero oír en la noche profunda tu lenguaje sanscrito
Y escuchar en tu sangre el latido de la aurora,
Ver al viento en el desierto de tus huellas
treparme a la enredadera de tu infancia a mis balcones
y gustar del sabor a pan caliente de tus soñares tras la guitarra vieja.
Las olas se transparentan en el rosario de tus uvas
Cuando llega la hora de convocarte entre mariposas profetas y luciérnagas.
Entre granates y alelíes susurran de alegría todos los besos que te di.
Remontan alas todos los abrazos en tus vacilaciones interiores,
Cuando tu oleaje se levante ellos serán el secreto itinerario
De tus navegaciones a remo tendido.
Cambiarás las uñas, la piel, la sangre, las moradas,
Las sentencias, las oraciones, las esperanzas,
Más yo siempre estaré esperándote
En las cuatro estaciones del alma,
Con lluvia, con sol, con neblina, con frío, con incertidumbre,
Con calor, con viento, con silencios, con recuerdos
Y con estos versos tan amigos de mis ensueños.
Siempre estaré en tu vida, mujer amada, hija mía.
Siempre, decretándote la felicidad, las bendiciones, la Gracia Plena.
Estaré en tus jazmines,
En tu rocío,
En tu encendida bracita de fuego.
Amándote.
Desde todas las Gracias, los perdones y los milagros.
Desde todas las distancias, los rostros, las treguas.
Desde la vida.
Más allá de la vida.
LAURA MALATESTA
Publicado en el blog proyectobibliotecapatagonica
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