jueves, 31 de octubre de 2013

PUPILAS CIEGAS

Sólo la luz mortecina de una linterna alumbra
corredores viejos, quebradizas escaleras y pasadizos secretos,
el viejo caserón infectado de rencores
dispersa locura en sus grietas.

Desesperada atmósfera
asfixia pulmones nuevos
y confunde, confunde...

La confianza depositada en cajones huecos
y la razón confinada al iris de mis pupilas ciegas.

Nada es lo que parece en este laberinto de dudas.

Ruth Ana López Calderón

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