-elegía-
Dame la sombra de tu mano,
bájame una estrella,
un estribo
donde poder hacer pie
y descansar por unos años
mi cuerpo.
Dame la sombra de tu mano,
guardate la tristeza
ya llevo la mía, no ves?
en mis ojos
donde tengo un dolor
de hace mucho, lo sé.
Dame la sombra de tu mano,
la flor que cuelga
de tu rama inquebrantable
por donde pasa la luz
y gotea la lluvia
y se vuelca el viento
y se queda la primavera.
Siempre, abajo
pasa el camino, siempre
abajo, muy abajo, vivimos nosotros.
Dónde estabas ese día
en que algo tuyo se moría en el alma?
dónde pusiste tus ojos?
desde entonces falta una luz
en nuestras casas de cinc
y sobra un lugar en nuestras mesas
de hule
pero ellos no han conseguido
matarte aún en el recuerdo
y cada tanto vuelven a buscarte
en nuestros corazones
escarbando con sus sables
y al no encontrarte
gritan y se muerden.
Dame la sombra de tu mano,
poneme un canto allí
donde el canto del mirlo
agotó la mañana,
mis mañanas?
cardos mis manos
donde dejás
las mariposas de tu pelo,
árboles tendido
el bosque todo.
Dame la sombra de tu mano,
soltá tus pétalos
sobre la tierra plateada
allí donde ellos
se cansan de buscarte
dame tu mano en flor
prendida a mi camisa
subí hasta mi espalda
quédate ahí.
Nos falta un fuego,
una pala
para ese fuego,
nos está faltando todo
desde que no hay justicia;
creo que fue un invierno
en que nuestros hijos
salieron de casa
y no los hemos vuelto a ver;
desde entonces los buscamos
en tu jardín.
Dame la flor de tu mano,
la sombra buena,
que no me pregunten
tu nombre.
Carlos Kuraiem
Publicado en LetrasTRL 58
LA NOCHE DE VERSOS EN FABRICANDO POEMAS
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