lunes, 28 de octubre de 2013

SONETO

"Oye tú solo, eterno y sacro río,
el grave y mustio son de mi lamento;
y mezclado en tu grande crecimiento
lleva al padre Nereo el llanto mío.

Los suspiros ardientes que a ti envío,
antes que los derrame leve viento,
acoge en tu sonante movimiento,
porque se esconda en ti mi desvarío.

No sean más testigos de mi pena
los árboles, las peñas que solían
responder y quejarse a mi gemido.

Y en estas ondas, y corriente llena,
a quien vencer mis lágrimas porfían,
viva siempre mi mal y amor crecido".

Fernando de Herrera (1534-1597). Destacado poeta de la escuela sevillana, apodado por sus contemporáneos "el Divino". En este soneto, el tema del "confidente" (que en este caso es el Guadalquivir), usual en la poesía amorosa, alcanza su máxima expresión...

Enviado por Rafael Simarro

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