domingo, 25 de agosto de 2013

SE ACABÓ

Se acabó:
no tolero mas
ni los fastos nupciales
ni a las amigas de mi suegra,
ni a la curia
ni a sus barrigas lascivas,
sus dioptrías
su poder fascista
sus herederos.

Yo que me precio de haber bebido del mismo botellín que Chinaski,
o al menos de uno,
que decía,
que lo conoció de oídas,
yo,
vale,
me digo,
me decían que ser comunista
es ser Sara
y ser Mago,
privilegios de la vida.

Por eso,
me cuesta parir libros
para poder ser comunista,
comunista millonario
sin la multiplicidad
suya propia
y comer bien
ser rojo
o daltónico que más da.

El espíritu de la colmena,
me da pistas,
tranquilo soy,
lector de El Jueves,
de Bukowski,
de Cormac Mccarthy
y de La Poesía, señor hidalgo.

Para eso,
mis ojos,
son charcos de búho
en un cubo,
y no recuerdo más zapatos
que de los que me desprendo a la noche,
a pesar de que los suspiros llenan el mar.

La mar,
el milagro de los sentidos,
polizón interino de bares de ratas blancas,
de ojos rosas,
estrábicos polizontes,
hipermétropes con cara de corralón trasero de puticlub.

Para bien,
para mal,
reírnos del absurdo sentir que somos,
porque somos voleos de arena,
sin saber el fin,
que el fin,
muere.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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