-A la cola, como todo el mundo- me regañó en una ocasión poniendo su carita de buena.
-¿Le pongo bolsas? Son a un céntimo- me preguntó en otra.
-Hoy tenemos de oferta las bandejas de calabacín- y a mí que no me gustan, compré tres.
-Serán cuarenta y cuatro euros caballero-.
¡Me tiene loco! A veces olvido a propósito comprar algo de la lista para tener una excusa con la que volver. Siempre elijo su fila.
-Se olvida el pan- me advirtió esta mañana guiñándome el ojo.
Todo cambia al llegar a casa. Mi mujer deposita el uniforme en el cesto de la ropa sucia.
DAVID MORENO
Publicado en el blog microseñalesdehumo
Anteojeras
Hace 19 horas
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