martes, 20 de agosto de 2013

EL ENCUENTRO

Camina penosamente a través de la vegetación torva. Desconoce qué sucedió con sus compañeros de equipo, ahora ausentes; tampoco recuerda el motivo por el cual carece tanto de sus instrumentos de trabajo, como de su mochila y cantimplora. Ardiendo de fiebre, busca un río. Con dificultad, razona en lo absurdo que resultaría morir de sed en este sitio que juzga maldito de tan húmedo. Los insectos buscan sus labios, sus ojos, sus oídos. Con el izquierdo se ensañan, es el que escurre sangre.
—Estamos derruidos —balbucea ante las ruinas que de pronto aparecen en un claro frente a sus ojos. Aún conserva la costumbre de bromear a su propia costa.
Buscando refugio camina hacia la escombrera del templo.

La sacerdotisa lo ve acercarse. Llegado el momento oportuno salta y se enrosca alrededor de él hasta que su pecho se aquieta. Comienza a comerlo por la cabeza, como haría con cualquier venado.

PATRICIA NASELLO
Publicado en el blog patricianasello547

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