La fábula del bosque
se perdió hace muchos años,
hoy solo respirar trabajo duro,
el sudor de la frente y el pan diario.
¿Dónde quedan
digo yo... la historia,
con juguetes de algodón?
¿Dónde buscaré la miel,
si ya no tengo los cien acres?
Dudo que se entienda
de qué hablo,
habrá que buscar en lo profundo
y releer el viejo cuento,
para flotar otra vez la fantasía
que subyace dormida
en la corteza de abedules,
con corazón de miel
y aliento de jengibre.
Ya no veo las hojas caramelo
en la huella dorada del sendero,
navegando en raudos remolinos
remontando como antaño,
un globo rojo al cielo,
pendiendo en el moño de su hilo
las viejas fantasías de peluche.
Y sobrevuelo mil grises realidades,
ahuecando entre las manos
los adioses de la infancia
que se van alejando lentamente,
mientras cierran para siempre,
sus dos húmedos ojitos de botones
José Luis Gareis -Argentina-
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