Solamente un niño puede mover el sentimiento,
solamente ellos pueden transformarnos,
del coraje interno a una risa intempestiva,
de la amargura a la más bella ternura.
Solamente un niño puede conducirnos a la sensata madurez
y señalar como el mejor juez nuestras vidas erradas, atrapadas por la más ciega estupidez.
Solamente ellos
pueden hacer feliz los hogares
de este mundo atrapado
en la prisa de ir a ningún lado,
porque soberbios y egoístas
todos piensan en sí mismos
dejando a los niños olvidados.
Solamente ellos, ni una ciencia,
y junto a ellos, para siempre,
el más alto y congruente
nivel de la conciencia.
Abelardo Tamayo Esquivel -México-
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