Vives en mi piel
en el diáfano panorama
de mis cavilaciones,
en mi ilimitado campo
de flores esparcidas.
Vives en mi piel
cuando las musas invaden
mi espacio,
en los dones de tus rítmicos
encantos,
en el sabor de cerezas y dátiles
que deleitan tu avidez
de lunas compañeras.
Vives en mi piel
suavemente,
en los dominios de tus apetencias,
en la indulgencia de las peticiones,
en el magisterio de las palomas.
Vives en mi piel
más allá del relieve de los muros,
más cerca de las siluetas
bosquejadas,
en el alba de las súplicas,
en la confluencia de mis candiles
que te necesitan.
ZAIDA JUÁREZ -ARGENTINA-
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