domingo, 3 de junio de 2018

¿SÁTIRA O CRÍTICA CARICATURESCA?


(Fragmento del artículo de 1912 El Enemigo de las Mujeres) 

     Es cosa muy cómoda ésta de intentar poner en berlina una idea cualquiera disfigurándola y caricaturándola hasta darle tan grotesca apariencia que no sea posible mirarla sin una explosión de hilaridad.
     Ya se sabe que todo lo grotesco, lo bufo, lo chocarrero, predispone a la risa, a esa risa inconsciente y brutal que todos -cual más, cual menos- llevamos almacenada para dispararla con salvaje saña contra el jorobado que nos muestra su joroba lamentable, contra el tartamudo cuya lengua se trabuca al saludarnos, contra el anciano que se da un batacazo, contra todo lo que, -sin ninguna reflexión- hiere nuestro sentido de lo ridículo.
     Presentar en escena unas cuantas figuras desprovistas de todo viso de realidad; hacerlas decir y cometer a la vista del público mil necedades ridículas en nombre de tal o cual ideal; componer una trama absurda con unos cuantos episodios inverosímiles e imbéciles de toda imbecilidad: ¿se le puede llamar a eso alta comedia y ver en esa comedia una tesis?
     ¡Y como si el presentar unos cuantos tipos ridículos partidarios de una idea dijese nada en contra de la idea misma!
     Todas las artes liberales y mecánicas, todas las ciencias, todas las causas quedarían irremisiblemente vencidas y muertas ante una crítica así. ¿Quiero destruir el catolicismo? Pues presento tres o cuatro curas en escena diciendo obscenidades y bailándose un tango. ¿Quiero destruir de un golpe la ciencia médica? Pues con cuatro médicos que salgan a las tablas soltando cien barbaridades, ya gané la batalla. ¿Me estorba el socialismo? Pues vengan tres o cuatro socialistas que se pongan a fingir que se comen un recién nacido guisado en escena... ¡y fuera el socialismo!
     Con tan groseros y baratos recursos ¿quién no hace una sátira?

Publicado en el blog nemesiorcanales
Compartido por Osvaldo Rivera

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