QUE CAIGA LA NOCHE.

Que caiga la noche, que caiga, que caiga sobre un lecho de agua esmeralda, que caiga su oscuridad y empape mi alma.
Que las negras nubes me brinden su espada, para con ellas asesinar mis angustias, que corrompen mi cuerpo en el alba.
Que caiga la estrella, aquella anunciada, que Dios me ayude en esta pugna diaria.
Que tape la luna los opacos momentos, en que reza mi espíritu en cada nueva mañana.
Que caiga la noche, que caiga, que me haga olvidar el silencio, la nada. Recuerdos que me van tajando los sueños con una navaja.
Que caiga la noche, que caiga, con su manto enrojecido por la sangre de mis alas, que caiga con sus murciélagos sobre mi espalda, que moriré esperando una simple respuesta, en mi lecho, susurrando una simple palabra.

Del cuaderno Versos en el alma de Milagros Rubio