Muy seductora, llena de floración juvenil,
¡meditabunda con el corazón flamígero!,
con pasión intacta, iluminada de rosales,
tu esbeltez acaramelada de bella gracia,
rociada de embeleso y perfume parisino,
divina- dominadora de escenario erótico,
resaltante de virtudes tan vislumbrantes,
¿es acaso la sublime Dalila de Sansón?,
o la caballera esperando al rey Salomón,
sensualísima y de su piel, brota un floral.
Julio César Portella Medina -Perú-
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