lunes, 25 de junio de 2018

EL MAESTRO DESCENDIDO


La vida es alegría, hay que reír bastante y vivir en armonía
Esta historia les va encantar, pueden carcajearse y también bailar
La escribo con mucho respeto, pero a veces mi espíritu es un poco inquieto
El maestro descendido, un buen tema instruido.

Había un hombre que deseaba ser maestro ascendido, pero para muchos no era comprendido
Realizaba meditaciones, oraba y ayunaba; pero muchas veces de la debilidad se desmayaba
Cuando iba a rezar por un enfermo, lo dejaba más grave y a veces lo enviaba a lo eterno
Entraba a tertuliar como gran espiritual pensador; salía enojado y llorando sin ser vencedor.

Le encantaba decir célebres frases, pero le daba pereza asistir a las espirituales clases
Criticaba el dinero y decía que el Padre le proveía de todo; pero trabajaba horas extras para comprar el pan diario, ¡ya ni modo!
Amaba los animales y los trataba de acariciar; los perros lo mordían, los gatos lo arañaban y se ponía a llorar
Se emocionaba cuando el tercer ojo despertaba, pero rendido de cansancio se acostaba y no lo utilizaba.

Expresaba la paciencia, se ponía jugar con los niños y niñas; después de unos minutos con ellos salía en riñas
Decía que todo lo conseguiría, con mucha fe hablaba; pero tenía miedo que su novia lo dejara
Trataba de unir en amor a la gente, pero él se distanciaba porque sentía en cierta persona una energía diferente.
Cierto día, se lanzó de una pequeña roca pensando que los ángeles lo iban a auxiliar, se quebró dos costillas y se dañó el maxilar.

Así vivió toda la vida, hasta el último suspiro de la eterna partida
Llegó a la Fuente y ella lo abrazó; él tristemente lloró
El espíritu del hombre le dice, Padre, no fui un maestro ascendido, en vez de subir fui descendido
El Creador Infinito le dice, si lo fuiste hijo amado, porque toda tu vida lo has intentado
Has sido perseverante y nunca te diste por rendido; para mí eres el gran maestro ascendido
Sentiste tu verdadera humanidad, y no es fácil purificarse en aquel mundo que olvidó la piedad.

El Padre le sigue hablando, hijo mío eres de un corazón dulce y blando
Realizaste la mejor misión, que bonito tenerte aquí en la santa Sion
Muchos se olvidan cuando van a la tierra a su cometido; tú con sacrificios has vencido
Entra hijo a la dimensión de Jesucristo, Buda y los otros; Perteneces ahí por méritos propios.

Yider Elder Araque Cerón 

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